Salud Publica Y Medicina Preventiva Alvarez Pdf
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Objetivo: Contribuir a conformar un marco de referencia para organizar la enseñanza de la salud pública en las titulaciones universitarias españolas, siguiendo las directrices del Espacio Europeo de Educación Superior. Métodos: Se extrajeron las competencias profesionales específicas definidas en los Libros Blancos de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad (ANECA) de medicina, farmacia, enfermería, nutrición humana y dietética, óptica y optometría, veterinaria, trabajo social, ciencias laborales y recursos humanos, magisterio y ciencias ambientales. Siguiendo el marco propuesto por el Grupo de Trabajo sobre competencias profesionales en salud pública en España, se seleccionaron las que les capacitan para el desarrollo de la Salud Pública desde su ámbito de actividad. También se identificaron y relacionaron las competencias seleccionadas en cada titulación con las actividades y las funciones. Resultados: Todas las titulaciones cuentan con competencias para las funciones de salud pública. La mayoría pueden participar en actividades de análisis de la situación de salud de la comunidad, y de diseño y puesta en marcha de programas e intervenciones sanitarias, fomento de la participación social y del control de los ciudadanos sobre su salud. Las actividades de control de enfermedades y de gestión de servicios y programas siguen restringidas a las profesiones sanitarias. Conclusiones: Hay espacio académico para el desarrollo multidisciplinario de la salud pública en España mas allá de las profesiones consideradas sanitarias. La vinculación entre las competencias específicas de cada titulación y las actividades de salud pública permite identificar los contenidos de esta materia que deben incluirse en sus programas. Palabras clave: Competencias profesionales. Salud pública. Títulos de grado.
En España, desde los años 1980 coincidiendo con el impulso que dio la Carta de Ottawa a la colaboración multidisciplinaria para promover la salud12, y con la reforma de los planes de estudio que propició la LRU (Ley de Reforma Universitaria), los contenidos de salud pública se han ido extendiendo en los diferentes planes de estudios. A los que ya constaban en titulaciones sanitarias con más tradición en el ámbito de la salud pública, como medicina, enfermería, farmacia y veterinaria, se han ido incorporado progresivamente contenidos de trabajo social, magisterio, óptica, nutrición humana y dietética, y relaciones laborales, actualmente denominadas ciencias laborales y recursos humanos.
Estos profesionales pueden continuar su formación con los programas de máster de salud pública, cuyos contenidos también están siendo replanteados en la actualidad con el objetivo de coordinar a universidades y escuelas de salud pública en España13. En este contexto, un grupo de profesores de medicina preventiva y salud pública de distintas universidades y escuelas están trabajando en el desarrollo de un posgrado de salud pública mediante la firma de un convenio interuniversitario. Este proceso se inició en 2006, y en marzo de 2007 contaba ya con nueve universidades adheridas (Autónoma de Barcelona, Autónoma de Madrid, Granada, Jaén, Las Palmas de Gran Canaria, Miguel Hernández, Pompeu Fabra, Santander, Santiago de Compostela y Zaragoza), junto con la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III y la Escuela Andaluza de Salud Pública14.
Se identificaron 34 competencias definidas en el Libro Blanco de medicina16, 17 en el de farmacia17, 6 en el de enfermería18, 51 en el de nutrición humana y dietética19, 58 en el de óptica y optometría20, 41 en el de veterinaria21, 25 en el de trabajo social22, 75 en el de ciencias laborales y recursos humanos23, 22 en el de magisterio comunes a todos los maestros y 30 en la especialidad de educación infantil24, y 31 en ciencias medioambientales25. Posteriormente, cada docente seleccionó entre las competencias específicas que había identificado las que capacitaban para realizar actividades de salud pública, y quedaron 23 competencias específicas en medicina, 13 en farmacia, 6 en enfermería, 14 en nutrición humana y dietética, 23 en óptica y optometría, 15 en veterinaria, 6 en trabajo social, 3 en ciencias laborales y recursos humanos, 16 en magisterio (entre las comunes y las de educación infantil) y 10 en ciencias ambientales.
En las tablas 1-2-3 se muestran las competencias específicas extraídas de los Libros Blancos que capacitarían a los profesionales de las titulaciones sanitarias (medicina, farmacia, veterinaria, óptica y nutrición) para realizar actividades básicas de cada una de las funciones esenciales de la salud pública. En la tabla 4 se presentan las competencias específicas extraídas de los Libros Blancos que capacitarían a los profesionales de las titulaciones de ciencias socioambientales (ciencias del trabajo, ciencias ambientales, trabajo social y magisterio) para desarrollar actividades básicas de cada una de las funciones esenciales de la salud pública.
En la función de desarrollar las políticas de salud se han localizado competencias en la mayoría de los profesionales para participar en las actividades de diseñar y poner en marcha programas e intervenciones sanitarias, así como en la de fomentar la participación social y fortalecer el grado de control de los ciudadanos sobre su propia salud. En medicina y farmacia se encuentra un mayor número de competencias relacionadas con el desarrollo de la primera actividad, y en magisterio con el desarrollo de la segunda. Los profesionales de medicina, farmacia y nutrición humana y dietética, junto con los de magisterio y ciencias ambientales, cuentan con competencias para fomentar la defensa de la salud en las políticas intersectoriales.
Para contribuir a definir la ordenación del sistema de salud también se encuentran competencias en medicina y farmacia, y en ciencias laborales y recursos humanos entre las titulaciones socioambientales (tablas 2 y 4).
Probablemente, ninguna otra área de conocimiento como la salud pública abarque tanto la materia inerte (desde contaminantes físicos y químicos hasta cambios climáticos) como lo biológico (desde genes hasta nutrientes) y lo social (desde la cultura de la nutrición o la influencia del estado de bienestar en la salud hasta el modo de proveer servicios adecuados en un mundo globalizado). Aceptar este reto con coherencia intelectual supone la creación y la transmisión de una base de conocimientos diversa, y a la vez específica, para la salud pública, que combine como ciencias constituyentes la medicina, las ciencias sociales, las ciencias ambientales, la biología y las ciencias de la conducta. Para una base de información científica tan grande es necesario establecer una jerarquía, determinada por la vinculación de la salud pública con la acción. Por tanto, no sólo hay que describir fenómenos sino decidir el mejor punto de entrada para la acción, contando con diferentes tipos de profesionales formados para ello. Precisamente, nuestro trabajo aporta información acerca de las contribuciones que pueden realizar profesionales procedentes de otras disciplinas para desarrollar en la práctica las bases teóricas de la salud pública.
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